Share

Romanticismo Inca en Nueva York: Los Incas Franceses

By Juana Libedinsky

Revista COSAS Perú relata la historia del papel panorámico “Les Incas,” un fascinante tesoro que alberga el "Incas Room" en el edificio de la Sociedad de las Américas.

Park Avenue y la 68: hombres que pasan a bordo de sus Porsche o Ferrari rumbo a la oficina en el downtown, vestidos con el impecable traje Canali que, a pesar de lo vapuleados que han estado los mercados financieros los últimos años, les da el look “Gordon Gekko” (de la segunda parte de película “Wall Street”, para mayores referencias). Las mujeres pasan a bordo de sus Manolos o Loubotins (“Loubies”, para los códigos locales), camino a las boutiques de la cercana Madison Avenue, cartera Birkin de Hermès al hombro y el pelo perfecto de peluquería aunque hagan 40 grados y la humedad llegue al 100 por ciento. ¿Los perros? Si su tamaño lo permite, muchas veces van en cochecito de bebe, empujados por amas de llaves uniformadas que en la mañana les han dado comida orgánica.

En este contexto hay unos Incas. ¿De qué territorio precolombino vienen? ¡Pues, ni más ni menos que de París! Y habitan una de las pocas casas que quedan entre los edificios de la avenida, la extraordinaria mansión que alberga a la Sociedad y el Consejo de las Américas.

[[nid:48065]]

Park Avenue no siempre fue el epítome de la elegancia neoyorquina. Por el contrario, hasta comienzos del siglo XX, era conocida como la Cuarta Avenida, y por allí corría un foso gigante por donde pasaban los trenes a vapor camino a la estación Grand Central, construida por Cornelius Vanderbilt. Pero con la conversión de las locomotoras a la electricidad, la transformación del viaducto en subterráneo y los jardines que se construyeron sobre él, todo estaba listo para que se convirtiese en la zona residencial por excelencia de la elite local. Con la construcción, en 1906, del imponente edificio estilo neo-federalista donde hoy está la institución que promueve la integración cultural latinoamericana, se confirmó la metamorfosis de la avenida industrial de antaño en el boulevard chic mundialmente conocido.

El diseño del edificio en cuestión, sin embargo, a pesar de ser considerado un punto de inflexión en el urbanismo de la zona, no contaba con una ornamentación exagerada, ni gestos arquitectónicos dramáticos. Por el contrario, la firma McKim Mead and White a quienes el dueño del terreno, el banquero Percy Pine, encomendó el diseño y la construcción de la obra, quiso sentar precedente basándose en la perfección de las proporciones y la elegancia de los detalles, nunca grandilocuentes. En este contexto tan límpido y anglosajón, la habitación llamada “The Incas Room” y utilizada para los desayunos familiares, sobresale como un sorprendente giro de color y alegría.

Las paredes de la habitación están cubiertas con “Les Incas”, papel panorámico diseñado e impreso en París, posiblemente en 1818, por la casa Dufour, connotado emporio de artes decorativas de la época.

Se trata de una interpretación romántica de la conquista del Perú por parte de Francisco Pizarro en 1531 pintada “por alguien que jamás había estado en Perú y se tomó bastantes licencias poéticas”, como lo define Susan Segal, presidente de la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Américas. En efecto, los templos incaicos que aparecen retratados en el Incas Room no desentonarían en el corazón de Europa, y hay una torre que parece la de Plaza Colón en el Barrio Salamanca de Madrid, entre otros detalles. Aún así, el efecto total es de gran encanto y elegancia, y muestra a los Incas como seres de corazón bondadoso y generosos ante los recién llegados.

No es sorprendente enterarse que el papel panorámico “Les Incas” fue muy popular en Europa y América del Norte en la segunda mitad del siglo XIX, aunque hoy sólo hay registro de la existencia de una media docena de ejemplares. Actualmente se puede ver también en el Museo de Artes

Decorativas de París y en el Victoria and Albert de Londres, además de en unas pocas mansiones de la Costa Este americana, como la residencia del gobernador de Pennsylvania.

Cuenta Segal que el ex embajador de Perú ante las Naciones Unidas, Gonzalo Gutiérrez, se volvió tan apasionado del empapelado del “Incas Room”, que además de estudiar su historia y escribir un ensayo sobre el tema, lo encargó reproducir, y ahora también se luce en el comedor de la residencia del Perú en

Nueva York. Para su gran deleite, cuando llegó el momento de despedirlo –Gutiérrez está hoy al frente de la Embajada peruana en la China– la Sociedad de las Américas decidió organizarle un almuerzo en este espacio original, localizado en el tercer piso de la edificación.

Debido a su tamaño la habitación no se usa para grandes eventos sino para encuentros en petit comité, por ejemplo entre empresarios y presidentes latinoamericanos y el empapelado de casi 200 años se mantiene con mucho cuidado, protegiéndolo de un exceso de flashes y luces de filmación. Pero como necesita una puesta en valor, Susan Segal comenta que, en la gran tradición americana, está buscando un patrocinador que quiera dejar su nombre inscrito para la posteridad en el “Incas Room” y ayude a financiar la restauración de la obra.

Hoy convertida en la sede de la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Americas gracias a la visión de un emblema del capitalismo actual como David Rockefeller quien la cedió al organismo, la casa de Park Avenue tiene su propia y fascinante historia. Terminada de construir en 1911, se mantuvo como residencia privada hasta mediados del siglo pasado cuando fue vendida al gobierno chino, el que de inmediato la revendió al gobierno ruso. La misión moscovita ante la ONU ocupó el edificio durante 15 años, durante los cuales recibió como huéspedes a Kruschev, quien sostuvo una histórica conferencia de prensa desde uno de sus balcones; y se rumorea que Fidel Castro se alojó aquí también. Segal dice que en recientes acondicionamientos del inmueble se encontraron cantidad de cables detrás de las paredes, que parecían puestos allí para escuchar en secreto conversaciones, aunque nadie sabe a qué bando de la Guerra Fría pertenecieron.

A lo largo de los años la residencia de Park y su afamado Incas Room ha recibido una selecta lista de visitantes ilustres como Jorge Luis Borges, Fernando Botero y la misma Jacqueline Kennedy Onassis. Posiblemente en breve, el “Incas Room” se llame de manera distinta, pero los simpáticos habitantes de sus paredes, que han vivido una historia tan particular, seguirán siendo testigos de estas anécdotas de Nueva York que hacen a la ciudad única.

BARRA LATERAL: Gonzalo Gutiérrez es embajador del Perú en la China, pero antes fue embajador del Peru ante la ONU en Nueva York. Durante su estadía allí, formó parte del equipo negociador del TLC con Estados Unidos. También en esa época se interesó por los “Incas Franceses”, y adquirió una réplica que actualmente engalana la residencia del Perú en el país americano. Gutiérrez descubrió en su investigación que el primer producto comercial de este tipo fue elaborado por la casa francesa de Jean Zuber, establecida en 1797. Contaba con pintores de mucho prestigio, como Malaine, Rugendas, Hermann, Chabal, Dessurguey y Dumont. Su éxito fue seguido por otra casa francesa, Joseph Dufour. Su primera gran obra fue el papel panorámico titulado “Salvajes del Mar Pacífico”, que retrataba los descubrimientos del Capitán Cook por Tahití, Hawái, Nueva Zelandia y Australia, así como otras islas del Pacífico. En 1826, Dufour publicó “Los Incas” aunque según la investigadora francesa Odile Nouvel-Kammerer es anterior, de 1818 y fue expuesto en la la Exhibición de París de 1819. Este papel panorámico fue tan famoso que se utilizó para ilustrar la carátula del libro más importante escrito sobre la materia, “FrenchScenic Wallpapers 1795-1865”.

Related

Explore