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Feliciano Centurión: desde los márgenes del sida hacia el centro

By March Mazzei

"El múltiple sentido de la palabra que da nombre a esta muestra amplifica su mensaje, que está hoy más vigente que nunca", escribe March Mazzei en Clarín sobre la exposición Abrigo de Americas Society.

Se llama abrigo a esa prenda que protege del frío, pero también es lo que se ofrece cuando se da refugio, tanto literalmente como cuando de protección se habla. Una palabra con múltiples acepciones que, además, nombra a un accidente geográfico apto para cobijar embarcaciones y a la manta que sobre la cama reclaman las noches de invierno. Así, en español, se usa en Feliciano Centurión: Abrigo, la primera exhibición individual en los Estados Unidos del artista paraguayo que desarrolló su carrera en la Buenos Aires de los 90 y en donde encontró, finalmente, amparo. La exhibición, curada por el español Gabriel Pérez-Barreiro, ocupa las sala principal de Americas Society de Nueva York, y es también la primera muestra a cargo de la argentina Aimé Iglesias Lukin, flamante directora y curadora en jefe del área de Artes Visuales del espacio que pone el ojo en Latinoamérica.

La palabra abrigo condensa su vida y obra. Feliciano Centurión murió en Buenos Aires en 1996, a los 34 años, por las complicaciones del sida y se hizo conocido por sus frazadas de ribetes coloridos en los que pintó y bordó con apasionamiento, inspirado en las técnicas folclóricas del tejido guaraní y la estética queer. Así también en su biografía se congregan conflictos que, por su persistencia, gritan contemporaneidad: la discriminación, las migraciones, el desprecio por el arte indígena, lo personal como arte político... Con décadas de antelación al arte de género y mucha destreza, transformaba frazadas baratas del Once en piezas de arte confesional cargadas de una finísima poética...

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