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La economía da alas a Daniel Ortega en Nicaragua

By Isabella Cota

"Se trata de que el pueblo nicaragüense tenga la oportunidad de ejecutar sus libertades políticas…es un problema de democracia regional", dijo Eric Farnsworth de AS/COA a El País.

Los nicaragüenses no podrán votar este domingo por un cambio, ya que el único candidato a presidente es el actual mandatario Daniel Ortega. Pero el malestar y el rechazo hacia el Gobierno es evidente en la crisis política. Entre las demandas de los ciudadanos están las económicas. En el país, uno de los más pobres del hemisferio occidental, se ha incrementado la desigualdad y la falta de oportunidades continúa expulsando a sus ciudadanos al extranjero.

El panorama de esta pequeña economía centroamericana, sin embargo, rompe con la tendencia mundial post pandemia. A diferencia de la mayoría de los países, Nicaragua no pasó por confinamientos obligatorios ni impuso medidas de distanciamiento social para luchar contra la covid-19. Esto, en combinación con el estímulo fiscal de Estados Unidos y algunos países de Europa, evitó que el país sufriera una dramática contracción. Se estima que en 2021 el rebote sea entre 4% y 8% y que el producto interno bruto (PIB) se acerque a su nivel máximo registrado en 2017, un año antes de que estallara la crisis política...

“Lo irónico es que este verano, cuando Estados Unidos estaba tratando de hacer presión política contra el régimen, estábamos aumentando la cuota azucarera de Nicaragua”, dice Eric Farnsworth, vicepresidente de Americas Society/Council of the Americas, quien aboga porque la comunidad internacional, la cual ya ha calificado el proceso electoral como “viciado”, implemente también presiones económicas focalizadas hacia el Gobierno de Ortega. “Es como si estuvieras tratando de decirles por un lado que están haciendo algo incorrecto y, por el otro lado, los recompensa por su mal comportamiento. Este es el tipo de cosas que deben cambiar”, apunta Farnsworth...

“Y es aquí en donde entras en la conversación regional más amplia”, apunta Farnsworth, “no se trata de que Estados Unidos intente imponerle nada a Nicaragua, se trata de que el pueblo nicaragüense tenga la oportunidad de ejecutar sus libertades políticas y ese no es un tema solo de Estados Unidos, es un problema de democracia regional. Hay que empezar a pensar que vecinos como Costa Rica, Panamá y Honduras realmente necesitan comenzar a usar las palancas que tienen a su disposición, como el BCIE, para tratar de reducir parte de los préstamos que se destinan a Nicaragua”.

Tanto Farnsworth como Medina ven en las sanciones económicas el riesgo de que afecte a la población, la cual, a pesar de los años de crecimiento económico, sigue viviendo con el tercer nivel de ingreso per cápita más bajo del continente americano, de acuerdo con datos del FMI...

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