Sylvia Palacios Whitman: To Draw a Line with the Body en Americas Society. (Foto: Arturo Sánchez)

Sylvia Palacios Whitman: To Draw a Line with the Body en Americas Society. (Foto: Arturo Sánchez)

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El País escribe que la exposición de Americas Society "celebra…la experimentación"

By María Antonia Sánchez-Vallejo

"Entre sus dibujos abundan los bocetos para las actuaciones, como si dibujo y danza fueran vasos comunicantes", escribe el diario sobre la muestra de AS.

Por primera vez desde que se afincara en Nueva York en 1961, la artista multidisciplinar de origen chileno Sylvia Palacios Whitman (Osorno, 1941) expone en la Gran Manzana una retrospectiva de su obra. La muestra, que puede visitarse hasta el próximo 22 de julio en la Americas Society, repasa 50 años de su carrera, desde performances históricas en el Manhattan de los setenta hasta dibujos inéditos. Se trata de la primera exposición individual de la artista en Estados Unidos. 

Bajo el título Sylvia Palacios Whitman: To Draw a line with the Body (Trazar una línea con el cuerpo), la muestra que celebra toda una vida consagrada no sólo a la creación, sino a la experimentación, se inauguró este miércoles en Manhattan bajo circunstancias amenazantes, la nube de hubo tóxico que cubre la ciudad a consecuencia de los incendios de Canadá.

Palacios Whitman es una artista visual y performer pionera, que lleva experimentando con el movimiento y la danza contemporánea desde que se trasladó a Nueva York, donde enseguida se convirtió en una figura capital de la vanguardia artística de Manhattan. Había cursado estudios de pintura y escultura en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, en Santiago, pero los moldes académicos del arte pronto se le quedaron pequeños a medida que Nueva York le abría de par en par las puertas de la danza y el teatro como lenguajes artísticos. Colaboró con numerosos creadores estadounidenses -como Roger Whitman, con quien se casó en 1968- e internacionales. En actuaciones en solitario o en grupo, Palacios Whitman desarrolló su propio lenguaje coreográfico, un estilo que fomentaba la participación de intérpretes sin formación a la vez que abrazaba el humor y los elementos inesperados, con atrezzos efímeros, a menudo a base de papel o cuerda, que se desechaban después de la actuación. […]

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