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El voto latino llegó para quedarse

By Jason Marczak

El Director de Política de AS/COA Jason Marczak escribe para El Universal de México sobre la relevancia del voto latino durante los comicios del 6 de noviembre y la inclinación histórica de este grupo hacia el Partido Demócrata. 

El presidente Barack Obama fue reelecto el martes con un amplio margen en el Colegio Electoral y con victorias en la mayoría de los estados clave. 

Su triunfo fue el resultado de una campaña eficiente y estructurada, pero también de la gran afluencia electoral de la población latina y de su tendencia a votar por el Partido Demócrata.

En este sentido, a menos que el Partido Republicano modifique su mensaje hacia los latinos, su contienda será cuesta arriba en futuras elecciones presidenciales.

Uno de cada diez votantes que participaron es de origen latino y 71% de estos electores apoyaron al presidente —una gran ventaja en relación al 27% de latinos que apoyaron al candidato Mitt Romney—. Históricamente, la población latina ha votado a favor del Partido Demócrata, pero este nuevo margen de diferencia de 44% —el más grande desde que Bill Clinton ganó el 51% del voto latino, en 1996— es significativo debido a que el número de votantes de origen latino ha crecido en 13 millones desde 1996 hasta hoy.

El voto latino llegó para quedarse, y resulta imposible ignorar su relevancia.

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos no son campañas nacionales sino estatales, pues quien resulte ganador en un estado recibe todos los votos de los electores de ese estado. Por ello, los estados clave o battleground states —ocho en esta elección— concentran la mayor atención de los candidatos. En estos estados el voto latino también mostró su poder. En Colorado, por ejemplo, los latinos representaron el 14% de la población votante y 75% de ellos votaron por Obama. Casos similares se observaron en estados clave como Nevada, Florida y Virginia.

La identificación de los latinos con el Partido Demócrata no parte solamente de las estrictas políticas migratorias planteadas por los candidatos republicanos durante las primarias. Es el producto de años durante los cuales las consignas contra los inmigrantes han ganado terreno entre los republicanos y en los medios de comunicación que se identifican con este partido. Más aún, la falta de sintonía entre el público latino se extiende hacia otros temas como educación, economía y salud, en los que estos votantes simpatizan más son las ideas del partido del presidente.

La reforma migratoria es una prioridad para muchos latinos. Durante su primera campaña presidencial, el entonces candidato Barack Obama prometió trabajar por una reforma migratoria. Esta no llegó a concretarse, y en su lugar, se llevó a cabo el número de deportaciones más grande de la historia. Ante la imposibilidad de aprobar la Dream Act (Ley de fomento para el progreso, alivio y educación para menores extranjeros), pocos meses antes de la elección el presidente dictó una orden ejecutiva que permitió que jóvenes inmigrantes indocumentados puedan aplicar para una estancia legal y un permiso de trabajo, con la posibilidad de renovarlos cada dos años.

El presidente ha prometido impulsar la reforma migratoria como una prioridad de su próxima administración. El Partido Demócrata entiende y reconoce la importancia de esta medida para mantener el apoyo de este grupo demográfico. Solo falta que el Congreso demuestre su disposición de aprobar una ley tan necesaria y que el partido de la oposición comprenda que una política enfocada en la auto-deportación no le va a llevar a la presidencia. De lo contrario, el país pasará a ser cada vez más latino y menos republicano.

* Jason Marczak es director de políticas públicas para el Americas Society y Council of the Americas en Nueva York y editor de Americas Quarterly.

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