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Obama y la Cumbre de las Americas

By Christopher Sabatini

The forthcoming Summit of the Americas will be a chance for the United States to demonstrate its commitment to a common agenda in the Western Hemisphere, writes AS/COA's Christopher Sabatini. Yet concern remains that some leaders will use this spotlight to push their own agendas. (en español)

El 17 y 19 de abril, el presidente Barack Obama viajará a Trinidad y Tobago para asistir a la quinta Cumbre de las Américas la cual reunirá a los 34 jefes de estado elegidos democráticamente en el hemisferio. Ver a un presidente estadounidense dándole tanta atención a la región en la etapa inicial de su administración es histórico y positivo.

Más allá del simbolismo y de las intenciones del presidente, no está claro lo que éste podría alcanzar. Por supuesto, el sólo hecho de tener a uno de los presidentes más populares del mundo en el escenario regional no es una pequeñez. Obama es más popular que el auto-declarado enemigo del imperio estadounidense, el presidente venezolano Hugo Chávez. Esto, sumado a su habilidad para dirigirse directamente a los latinoamericanos sobre su visión de la región y la necesidad de renovar los lazos regionales, marcarán el inicio de una nueva era para nuestras relaciones del hemisferio.

Así mismo, se dice que el presidente Chávez ya esta preocupado por su pérdida de protagonismo. El martes y miércoles de la semana próxima se reunirá en Caracas con sus aliados regionales, los presidentes Evo Morales (Bolivia), Manuel Zelaya (Honduras) y Daniel Ortega (Nicaragua), en un intento por tomarse el centro de atención. Los primeros dos hicieron lo mismo en la pasada Cumbre de las Américas en Mar de Plata en el 2005, cuando el presidente Chávez y el entonces manifestante Morales, tuvieron una cumbre paralela en un estadio de fútbol para denunciar la agenda de libre comercio de dicha Cumbre. (En total 29 miembros firmaron la declaración oficial de la Cumbre pero el desorden y las protestas se llevaron la atención de los medios).

Sin duda ellos—o al menos el presidente Chávez—tratarán de hacer algo similar en ésta ocasión. Se sabe que a el bravucón bolivariano no le gusta compartir el centro de atención ni quedarse callado. La pregunta es si los otros (como el presidente Morales o el ecuatoriano Rafael Correa quienes afirman querer una relación pragmática con los Estados Unidos) lo seguirán.

Lo que sí queda claro es que en esta oportunidad los EE.UU. llegan bien preparados y con una agenda pre-acordada. Gracias a las discusiones previas del presidente Obama con sus homólogos Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Felipe Calderón de México, y al viaje a Chile y Costa Rica del vicepresidente Joe Biden donde se reunió con la presidenta Michelle Bachelet, el presidente Lula, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, el presidente Oscar Arias y el recién electo presidente Mauricio Funes de El Salvador, esta delegación estadounidense llegará a Puerto España bien enterada de los intereses de muchos de los participantes y con una agenda común ya discutida.

Y esto es un cambio significativo con pasado. Con sus actos y sus dichos, este gobierno ha mostrado su intención de tratar a Latinoamérica como su contraparte y no como una región de países amigos o enemigos. Esta estrategia puede tener buenos resultados, más allá de los intentos por parte de algunos de interrumpir el proceso.

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