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Discurso: Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont

Durante el foro de AS/COA "México: Perspectivas y Oportunidades Económicas en el Nuevo Entorno Mundial," el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont reconoció que los puntos más delicados de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos son la immigración ilegal y la seguridad. "El gobierno mexicano ha asumido el liderazgo en esta lucha que compartimos con nuestros vecinos del norte, pero sólo con una relación en la que primen la verdad y la corresponsabilidad, podremos avanzar exitosamente en ello."

***Remarks delivered at the AS/COA Latin American Cities Conference in Mexico City: "México: Perspectivas y Oportunidades Económicas en el Nuevo Entorno Mundial" on March 12, 2009.***

Buenos días tengan ustedes.
 
Los temas más delicados de la Agenda Bilateral entre México y Estados Unidos son la migración ilegal y la seguridad.  
 
Ambos temas nos obligan a reconocer la corresponsabilidad de nuestros países en su existencia, prevalencia y solución.  

Ambos plantean retos, y ambos exigen una acción decidida para ser superados.
 
Es cierto que quienes emigran de nuestro país lo hacen porque no han encontrado aquí alternativas suficientes de superación de la pobreza. Es cierto que el gobierno y la sociedad mexicana no hemos sido lo suficientemente eficientes para generar esas alternativas, y que no hemos aprovechado el ingreso que las remesas significan.
 
Pero es cierto también que los productores estadounidenses siguen empleando a nuestros trabajadores a pesar de las restricciones legales.
 
Es cierto que los migrantes mexicanos contribuyen significativamente al PIB y a las tasas fiscales de los Estados Unidos, y es cierto que mientras sigan habiendo oportunidades en el exterior, nuestros trabajadores -calificados o no- seguirán emigrando.
 
En el tema migratorio, el asunto prioritario es garantizar la defensa de los derechos humanos de los migrantes.  
 
Necesitamos erradicar a las redes de polleros que transportan a los migrantes mexicanos, sur y centroamericanos, en condiciones infrahumanas y denigrantes.
 
Necesitamos garantizar que las deportaciones, cuando ocurran, no sean violatorias de las garantías y los derechos fundamentales de las personas.
 
En México hemos despenalizado la migración ilegal y hemos hecho obligatorios los controles de confianza para todas las autoridades involucradas en los controles migratorios.
 
Necesitamos asegurar que los miles de niños migrantes que anualmente quedan huérfanos, tras la deportación y repatriación de sus padres, no tengan que enfrentar esta situación y que, en todo caso, cuenten con una red de protección social que los acoja.
 
Necesitamos frenar la migración ilegal con incentivos, no con autoritarismo. Sólo el trabajo coordinado permitirá la consecución de este objetivo.
 
Por otro lado, el tema de la seguridad es prioritario para las relaciones bilaterales y para nuestros intereses en particular.
 
Desde el inicio de su administración, el presidente Calderón ha sido enfático en su compromiso por combatir a la delincuencia organizada para devolver la seguridad y la tranquilidad a los ciudadanos y para fortalecer, de manera definitiva, el Estado de Derecho.  
 
Hemos combatido decididamente el narcotráfico y lo seguiremos haciendo.
 
En los últimos años el negocio del narcotráfico ha modificado su estructura. México ha dejado de ser una ruta de tránsito para convertirse en un mercado de consumo, lo cual ha desatado una lucha entre los carteles por el control territorial.
 
Además, los grupos que antes se dedicaban exclusivamente a surtir droga han transitado a otras actividades ilegales, tales como secuestros, trata de personas, extorsión y tráfico de armas.
 
Con la expansión del negocio, la lucha por los mercados se ha intensificado; la exacerbación de la violencia nos refiere esta lucha. La exacerbación de la violencia vuelve más urgente la acción del gobierno.
 
El combate ha sido y será frontal, sin precedentes; los resultados han sido costosos pero alentadores. Hemos logrado los decomisos más importantes de dinero efectivo, armas y drogas, en la historia a nivel mundial.
 
Hemos evitado la venta de millones de dosis de heroína, cocaína y marihuana y hemos aprehendido a casi 40 importantes capos de las organizaciones delincuenciales del país.
 
El gobierno mexicano ha asumido el liderazgo en esta lucha que compartimos con nuestros vecinos del norte, pero sólo con una relación en la que primen la verdad y la corresponsabilidad, podremos avanzar exitosamente en ello.
 
Nos enfrentamos a un fenómeno que se ha ido transformando en los últimos años y tenemos que combatirlos con nuevas tácticas.
 
La frontera representa un terreno crucial en nuestra lucha por la seguridad. Estados Unidos, como el mayor consumidor de drogas del mundo y como el mayor productor de armas, se convierte en el mercado más importante para los delincuentes organizados.
 
Frenar este flujo definitivamente representa anular una fuente de ingresos significativa para ellos, tenemos que quebrar el negocio y lo tenemos que hacer desde ambos lados de la frontera.
 
La línea divisoria entre nuestras naciones debe ser el punto de encuentro de nuestras identidades, el lugar donde nos veamos a la cara y reconozcamos nuestros intereses comunes.
 
La comunión de nuestros países en la lucha por la seguridad no puede entenderse como nuestro único punto de vinculación; la frontera es ejemplo de sincretismo cultural, en ella se da lugar a una nueva identidad que comparte un nuevo lenguaje y nuevas formas artísticas y literarias, nuevas relaciones sociales, aspiraciones y formas de vida.
 
Los gobiernos de ambas naciones debemos reconocer esta complejidad y contemplarla constantemente en el desarrollo de las estrategias que diseñemos.
 
Estos ciudadanos nos ofrecen una nueva perspectiva de las relaciones bilaterales, en las que el conflicto ha sido sustituido por la reciprocidad.
 
Así, México y Estados Unidos tienen el reto simultáneo de abrir la frontera a las oportunidades y cerrarla a la delincuencia organizada en el entendido de que no podemos negociar la seguridad, tenemos que conquistarla.
 
Tenemos que minimizar la migración y el comercio ilegal, y potenciar la migración y el comercio legal, porque la consolidación de la legalidad radica en la expresión de la libertad y es una condición para la prosperidad.
 
México enfrenta un reto de enormes dimensiones que el Estado, con la alianza de la sociedad, ha decidido embestir.
 
Hemos tenido que luchar con una mano y proteger la gobernabilidad con la otra, hemos tenido que desarticular redes de delincuencia organizada y, al mismo tiempo, consolidar las redes de desarrollo social, hemos tenido que limpiar nuestros cuerpos policiales y apoyarnos en ellos.
 
Hemos apostado al fortalecimiento institucional a largo plazo porque sabemos que debemos alcanzarlo y porque necesitamos alcanzarlo.
Hemos demostrado que tenemos la voluntad y la capacidad para hacerlo.
 
Estamos convencidos de que la batalla que hoy libramos como nación, fortalece a las instituciones y nos brinda certidumbre legal y política.
 
Sabemos que la inversión se vuelve más segura y más rentable, y que eso añade al desarrollo económico del país.
 
Confiamos en que la guerra que hoy libramos no nos va a debilitar pues lo que engrandece al Estado, engrandece a la sociedad.
 
Sabemos que esta lucha no baja nuestras fortalezas como país, nuestra fuerza de trabajo, la solidez de nuestras instituciones, la salud de nuestras finanzas, la abundancia de nuestros recursos naturales, la facilidad para comerciar que nos confieren los acuerdos firmados con más de 40 países en el mundo.
 
Al contrario, estamos seguros de que la valentía y determinación con la que afrontemos hoy los problemas pendientes, resaltan la fortaleza y compromiso de nuestro gobierno.
 
Por ello, no desesperemos.
 
Gracias.
 
Preguntas y respuestas
 
Moderador: Agradecemos las palabras del Secretario de Gobernación y me comentan que está dispuesto a aceptar una o dos preguntas del público.
 
Así es que quisiéramos ver quién alza la mano.
 
Pregunta: En cuestión de la lucha contra el narcotráfico, cada quien puede tener  sus opiniones y todo, pero con el hecho de movilizar el Ejército contra su propia población, estamos haciendo más mal que bien. ¿No se podría decir eso?
 
Secretario Fernando Gómez Mont: A ver, yo sí entiendo que el uso que está haciendo el Estado mexicano de toda su reserva de fuerza para combatir este fenómeno pueda ser cuestionado y es bueno que sea discutido. No es un tema ni que nos debilite, ni que nos avergüence discutir con la población. Fundamental es explicarlo.
 
Partamos de algunos datos duros:
 
La institución con mayor reconocimiento social en este país sigue siendo las Fuerzas Armadas, la población ve en ellas un refugio, una posibilidad de protección y de auxilio.
 
Segundo: Las organizaciones delincuenciales llegaron a desplegar tal capacidad de fuerza y de manejo de violencia que solo podían ser contenidas por el empleo de los mayores recursos de fuerza que tiene el Estado.
 
La violencia, al grado manejado por estas organizaciones en algunas partes del país, sólo puede ser contenida con toda la fuerza del Estado.
 
El Estado no puede soslayar ni calcular el deber elemental que tiene de proteger al más débil y vulnerable, frente al uso de la violencia ilegal.
 
Si claudica, calcula o modifica su percepción de este deber, todas las otras certidumbres sobre las cuales se construyen los procesos sociales y económicos se ponen en alto riesgo.
 
Se calculó por mucho tiempo el grado de deterioro, empezó a ser cada vez más delicado y la contención que hoy se hace -que no se hace ni en la alegría ni en un chauvinismo mal entendido, sino como cumplimiento fundamental de los deberes de la autoridad- se hace con los mejores recursos que tiene la autoridad a su alcance.
 
Como expliqué yo en mi exposición, es un momento en donde hay contradicciones y recursos que muchas veces pueden ser contraproducentes: limpiamos a las policías y las usamos para abatir al crimen.
 
Utilizamos nuestros recursos a sabiendas de que pueden tener defectos que tienen que estar siendo revisados y modificados en el camino de la lucha.
 
Pero cuando la violencia sale a las calles, sólo la acción del Estado las puede contener, es el fundamento primordial de su existencia.
 
Los seres humanos en lo individual entregamos parte de nuestra fortaleza y la centralizamos en una autoridad para que nos defienda de la violencia.
 
Y no, no es un Ejército que luche contra su población; ni lo dice la población, ni lo afirma el Ejército, ni los tiene el Estado. Es una lucha que estamos haciendo de frente y frente a los mecanismos internacionales de protección a los derechos humanos.
 
Los derechos fundamentales de las personas tienen dos riesgos: la arbitrariedad y la ingobernabilidad; un Estado que no es susceptible de contener la violencia de los poderes de hecho, también atenta contra los derechos humanos.
 
Pregunta: Señor Secretario, yo felicito la acción que están haciendo -enérgica- contra el narcotráfico, con toda esa serie de personas que están en contra no solamente de México sino de toda su ciudadanía.
 
Pero encontramos otra situación: lo están haciendo muy bien -por la parte del Ejército- las fuerzas que combaten a todo esto del narcotráfico, pero donde sentimos que se afloja muchísimo la situación es en la procuración de la justicia porque desgraciadamente leemos en los periódicos que constantemente estas personas que son agarradas in fraganti, haciendo todo tipo de ilícitos, muy fácilmente salen.
 
Otra cuestión es que los sueltan porque eso de lleguen y asalten un centro de reclusión y se lleven a los que ya han detenido, deja mucho qué pensar.
 
¿Qué están haciendo o cómo se podrá hacer para enfatizar ahora, para continuar este esfuerzo contra el narcotráfico y toda la delincuencia? Gracias.

 
Secretario Fernando Gómez Mont: Bueno, ese es un tema primordial y yo creo que hay un problema todavía de organización institucional a resolver, pero también un problema de percepción.
 
En la gran mayoría de los casos, estas historias de impunidad, donde casi por voluntarismo de los Ministerios Públicos y los jueces sueltan a las personas; en muchos casos que se dan, de historias de impunidad, donde se señala que prácticamente bajo el voluntarismo de algunas autoridades se liberan a las personas, resultan sin fundamento y yo les voy a explicar por qué. Yo no solo lo afirmo como Secretario de Gobernación, sino en mi vida profesional como abogado.
 
Yo muy difícil veo un acto de cinismo judicial o ministerial. Y es más, la gran mayoría de los jueces mexicanos tienen una tendencia conservadora más que liberal en este sentido, ¿eh?
 
Debemos recordar que la información viaja mucho más que los procedimientos legales, mucho más rápido; y también aquí hay un problema en nuestra capacidad de asimilar la información.
 
Muchas veces se detiene a una persona y no se consolida la evidencia en su contra en función de operativos o en que unos sí están las evidencias, u otros son coincidencias circunstanciales al fenómeno.
 
Pues sí, al final, y eso es en beneficio de todos, el principio de evidencia es fundamental para estabilizar cualquier privación de la libertad. Más allá de la concepción, se tiene que construir la evidencia.
 
Esto no significa que niegue la necesidad de revisar y mejorar la procuración de justicia, pero solo percibo una cosa:
 
Los cuerpos policíacos actúan muy rápidamente y actúan sobre una realidad determinada. A quien le toca administrar en el tiempo es a los órganos de procuración de justicia.
 
Esa diferencia en velocidades modifica nuestra percepción del problema en México y en todo el mundo; unos aseguran e intervienen y los otros tienen que administrar todo ese proceso en meses y años.
 
Entonces, los mecanismos de percepción de eficiencias son diferentes y muchas veces abusados.
 
Sales, los cuerpos policíacos llegan y te dicen: “sí, aquí están, lo conseguimos y los agarramos con las manos en la masa” y luego las evidencias no se sostienen o no se sostienen las cosas como lo dicen. Hay casos de simulación. Gracias a Dios son los menos.
 
Pero ciertamente no le niego que es uno de los puntos de mayor atención e intención que nos está dando, en el ambiente de seguridad, la necesidad de mover profundamente a la procuración de justicia para que recupere su necesidad de investigar.
 
No sólo basta la lealtad o el buen conocimiento del Derecho, tenemos que recuperar la curiosidad como un atributo institucional de la procuración de justicia.
 
Y no es fácil, hay inercias de años y en eso estamos, en recuperarle su capacidad de investigación de los hechos y no sólo de procesamiento jurídico de las investigaciones. Ese es el dilema ahorita, y no es fácil, hay inercias de años y en eso estamos, en recuperarle su capacidad de investigación de los hechos y no sólo de procesamiento jurídico de las investigaciones. Ese es el dilema ahorita.
 
Pregunta: Gracias. Señor Secretario, felicidades por su presentación. Creo que fue muy clara para todos nosotros. Crisis financiera, problemas de seguridad; parece que alguien nos armó la tormenta perfecta para México. Y más que eso, lo que usted acaba de mencionar: percepción.
 
Yo he comentado en algunos foros que da tristeza que al hablar de México en algunos lugares en el extranjero, se empiece por el tema de seguridad y creo que nosotros mismos lo estamos provocando a veces. Prendemos nuestros noticieros locales y ya tienen un apartado especial sobre la seguridad, lo que se lleva casi todo el noticiero.
 
¿Qué hacer para que esa percepción tome el nivel que debe tomar?
 
Sí, tenemos problemas de seguridad, sí, tenemos problemas como todo el mundo; pero hay que darles el exacto tratamiento que deben de ser y no maximizarlos porque nos está afectando doblemente. La inseguridad nos pega en lo personal, en las empresas, pero además como imagen y probable freno de inversiones que pudieran estar llegando a nuestro país.
 

Secretario Fernando Gómez Mont: A ver, aquí se cruzan varios dilemas que estamos resolviendo como país.
 
Primero, en nuestra alternancia o transición es un modelo cada vez más democrático y no es reciente. Ya desde hace unas décadas, se fue modificando sustancialmente nuestro modelo de comunicación social.
 
Cada vez hubo mayores condiciones para la independencia y autonomía de los medios impresos y electrónicos.
 
Yo lo celebro como un elemento de maduración del sistema, y el énfasis se ha puesto en la libertad de expresión y, está bien, pero tenemos que recuperar también el énfasis en la responsabilidad social que se vincula a cualquier acto de libertad.
 
La libertad de nuestra capacidad de optar entre alternativas siempre nos lleva a que esa opción genere consecuencias, siempre buscamos que sean las mejores consecuencias. Buscamos incentivos negativos para evitar las peores consecuencias.
 
Yo creo que este es un momento en que la sociedad mexicana está observando con mucha más claridad, y en un debate más maduro, pasado el temor de la contención autoritaria de la información, a la responsabilidad social de los medios y este es un debate que están llevando los propios medios, por una parte.
 
Por la otra, ¿en qué tiempo estamos?
 
Como sistema político que ha asumido un compromiso para vincularse de la mayor manera los procedimientos democráticos, desde la democracia revisa los fundamentos de su seguridad.
 
Parte de la alternancia pasó por repudiar aquellos mecanismos de control más autoritarios que existían. Llega la democracia, y ve que se han relajado esos mecanismos como parte del procedimiento.
 
Hoy desde la democracia los revisa para encontrar los equilibrios necesarios que acaben de madurar el sistema político; hoy desde la democracia se discute la seguridad, se discuten cuáles son las facultades legítimas de la autoridad, dónde están sus deberes, dónde están sus obligaciones y cuál es la prioridad del término de seguridad en democracia. Este es un debate ya más maduro.
 
Y tercero, sí hay un problema de comunicación social que se está resolviendo poco a poco.
 
La percepción que se tiene de la lucha contra la inseguridad ha aumentado, a pesar de que hay resultados, a pesar que frente a otra latitudes tenemos resultados mucho más exitosos y ha habido una gran contención.
 
Del 2000 para acá se ha abatido el índice de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes de manera muy importante, y la tendencia se sostiene.
 
Lo que se ha modificado son los modos en como se realizan estos homicidios, mucho más espectaculares, con mucha mayor violencia, con un propósito político de alimentar o fomentar la percepción de violencia en la sociedad. Pero cuantitativamente, ha bajado.
 
Es decir, en estos esquemas, la violencia que venía de cierto descontrol se ha contenido y hoy la violencia tiene un significado más político en ese sentido.
 
Bueno, pues tenemos que ponderar lo que estamos haciendo en esa materia de seguridad frente a otras muchas historias buenas que hay en esa materia y en otras.
 
Tenemos que entender que esta parte mórbida de la opinión pública que durante muchos años se ha alimentado de estas noticias, hoy se encuentra saturada y hoy está teniendo efectos sociales contraproducentes porque en el clima de i9nseguridad se generan los caldos de cultivo para otras prácticas ilegales de extorsiones simuladas, etcétera.
 
Ese es un esfuerzo que estamos haciendo desde los medios, desde el gobierno y desde la sociedad, un medio a atravesar el temor y la preocupación y verse con una realidad más objetiva.
 
Hoy, en este año, la mezcla es muy delicada: la incertidumbre económica, la zozobra por la violencia nos tiene que llevar a atravesar eso.
 
Yo soy un convencido que en el mundo, muchas de las certidumbres que venían dadas por los grandes centros de pensamiento, que hoy han quedado totalmente en entredicho, a todo el mundo lo tienen preocupado.
 
Pues respetemos los elementos básicos de una economía boyante: trabajo, productividad, ahorro, seguridad; es decir, este sistema económico se reedifique desde el respeto a las virtudes básicas de la laboriosidad, del trabajo, de la honradez, de la honestidad.
 
Ese camino va ser más certero que las especulaciones que seguimos haciendo en términos generales, sobre todo en la economía mundial.
 
No abandonemos lo básico en todo esto, ni en materia de seguridad, ni en materia de economía, ni en materia del trabajo.
 
Yo creo que es el reto ahora: no perder el piso de lo que tenemos que hacer todos los días en función de las incertidumbres, que no están siendo más que cambios de referentes.
 
Viejos referentes y viejas certidumbres se han quedado derruidas y nuevos referentes habrán de construirse y tomarán tiempo.
 
Moderador: Muchas gracias, agradecemos la presencia del licenciado Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación.

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